Por cuestiones que aún no comprendo, esta entrada será escrita en inglés.
He appeared a few days ago. Silently, stealthily, deadly. At least, that's what I perceived of him when he first arrived. I have seen his face once, only when he arrived and, for some reason I still don't understand, presented himself. Tall and silent, with a strong jaw and a shadow. Steel blue eyes, fair skin, and golden hair. He had a bow with him, a bow with which he claimed to have ended many lives. His voice was cold and distant, and his eyes just seemed inhuman. I haven't seen him since that day, but I know he's been lurking around. It's as if he's chasing me, learning my movements and waiting for the right time to strike. I'm not sure if I should be worried or thrilled.
I don't comprehend him much, but I do know some things about him. He seems to be a charmer, which should be quite good in his environment, but I think there's something else to it. He just seems... Twisted. His actions seem calm and collected, but I somehow feel there's a huge storm raging inside of him. I've sometimes heard him practicing with his bow somewhere at the distance, but it might just have been the wind. I hardly hear his arrows flying through the air to hit those targets he made himself. My mind is telling me to be careful around him. However, I can't help it. There's an odd curiosity that just compels me to understand why he does what he does.
I wonder how many people have died by his arrows. He seems to be good at what he does; otherwise he wouldn't be around here without a care in the world. I think he's looking for something here. Maybe an alliance? I can't be sure. All I know is I have to be careful around him.
I don't want to find an arrow through my head.
domingo, 6 de mayo de 2012
miércoles, 2 de mayo de 2012
En una mente torturada
Muchas veces pienso que mi mente es como una gran y magnífica ilusión. En ciertos momentos, es el lugar más hermoso del mundo, lleno de secretos por ser descubiertos, recuerdos tan frágiles y hermosos como cristales de hielo y un potencial inigualable. En otros momentos, es el lugar más espantoso, horripilante y completamente terrorífico del mundo. Se vuelve una prisión fría e insensible, jugando con mi percepción del mundo. Pareciera incluso que intenta matarme.
Últimamente, mi mente se ha encuentrado en el segundo estado por bastante tiempo.
Presa de dudas que nunca antes había sentido, mi mente se niega a descanzar. Cuando me corresponde presentar exámenes, se niega a cooperar. Cuando necesito dormir, lanza las preguntas más ponzoñosas para lastimar a Morfeo. La oscuridad que había en mi mente se ha vuelto asesina de su huésped, verdugo de los sueños de un joven que aspira a la perfección a pesar de saber que nunca lo será, inquisidor de los principios más profundos y arraigados de un soñador.
Con una mente así, ¿quién desea enemigos?
Oh, pero los tiene. Por si fuera poco, tiene preferencias por ciertas personas. Si no cumplen los estándares, los odia aún más que a su huésped. Debido a ésto, el huésped actúa de acuerdo a los deseos de la misma en lugar de pensar clara y astutamente. Junto con ésto, mi humor está por los suelos, mi autoestima ha simplemente desaparecido y la confianza y determinación de antaño se han evaporado en millones de pequeñas exhalaciones del alma.
Encerrado en una mente torturada, sin salida alguna mas que la propia mente. ¿Qué estás dispuesto a sacrificar?
"Si l'espoir a meurt, pourra-t'il rennaitre?"
"Écoute-mois crier aux portes de l'Enfer! Regarde-moi tomber sans plus personnes derrière, redévenir poussière..."
Últimamente, mi mente se ha encuentrado en el segundo estado por bastante tiempo.
Presa de dudas que nunca antes había sentido, mi mente se niega a descanzar. Cuando me corresponde presentar exámenes, se niega a cooperar. Cuando necesito dormir, lanza las preguntas más ponzoñosas para lastimar a Morfeo. La oscuridad que había en mi mente se ha vuelto asesina de su huésped, verdugo de los sueños de un joven que aspira a la perfección a pesar de saber que nunca lo será, inquisidor de los principios más profundos y arraigados de un soñador.
Con una mente así, ¿quién desea enemigos?
Oh, pero los tiene. Por si fuera poco, tiene preferencias por ciertas personas. Si no cumplen los estándares, los odia aún más que a su huésped. Debido a ésto, el huésped actúa de acuerdo a los deseos de la misma en lugar de pensar clara y astutamente. Junto con ésto, mi humor está por los suelos, mi autoestima ha simplemente desaparecido y la confianza y determinación de antaño se han evaporado en millones de pequeñas exhalaciones del alma.
Encerrado en una mente torturada, sin salida alguna mas que la propia mente. ¿Qué estás dispuesto a sacrificar?
"Si l'espoir a meurt, pourra-t'il rennaitre?"
"Écoute-mois crier aux portes de l'Enfer! Regarde-moi tomber sans plus personnes derrière, redévenir poussière..."
miércoles, 4 de abril de 2012
Reseña: Los Juegos del Hambre
Aviso: si no han visto la película/leído los libros, no procedan a leer. Si tienen curiosidad de saber mi opinión, lean bajo su propio riesgo. Me libro de cualquier responsabilidad.
Mi opinión resumida: me encantó la película. Aún no he leído los libros, planea hacerlo muy pronto. Si la película fue un éxito para mi, creo que los libros serán aún mejores.
Ahora bien, una interpretación desde mi punto de vista.
¿Alguna vez se pusieron a pensar de que "Los juegos del hambre" es en realidad un reflejo de nuestra sociedad? ¿No? Bueno, ahora lo saben o por lo menos tienen noción de ello. ¿A qué me refiero? Simple: tributos escogidos al azar (el caso de Katniss es un caso especial), lanzados a una competencia de vida o muerte -palabras claves: vida y muerte- mientras toda una sociedad retorcida observa, hace apuestas y ríe y disfruta de al vida mientras los tributos matan a sangre fría para sobrevivir. Sólo uno sobrevive, todos los demás deben de ser eliminados. Apuestas, patrocinadores, insultos, rivalidades... Diganme, ¿no les recuerda algo? ¿En verdad que no? Muy bien, vayamos más profundo.
Sorteo: exámenes de admisión, entrevistas a un trabajo.
Tributos: personas escogidas al azar (exceptuando ciertos "distritos" o estratos sociales) que se tienen que aguantar las ganas de llorar, rabiar y perder la esperanza para sobrevivir y salir adelante.
Los juegos del hambre: un torneo sangriento en donde todo son trampas, nadie puede confiar en nadie y uno aprende a matar a sangre fría sin remordimiento ni consideración por el valor de la vida humana (¿a alguien se le viene a la mente un trabajo en donde sea?).
Patrocinadores: personas a las que les importa cómo te veas y qué drama armes en donde estés y, en base a eso, te darán cosas que te ayudarán.
Tributos entrenados: personas de distritos más centrales (¿a alguien se le viene a la mente algunas universidades/empresas?) entrenadas específicamente para los Juegos, cuyo único objetivo es destruirte de manera fría y sin misericordia ni arrepentimiento.
Centro de mando: personas que te quieren hacer la vida imposible, normalmente autoridades
Distritos exteriores: gente alienada, rechazada de la sociedad que se mata trabajando para poder mantener a su familia y salir adelante, inocentes y ajenos a lo que pasa en la capital, pero sufriendo todas las extravaganzas de los ricos.
Capital/Capitolio: capital del país donde vive toda la gente de alta sociedad. Ellos no sufren de los Juegos porque son el único distrito que no está incluido en el Tratado de Traición, ya que los otros doce distritos se rebelaron en contra de éste.
¿Necesito decir algo más? ¿No? Muy bien, creo que he logrado hacer mi punto válido.
Lo más irónico del caso es escuchar a la gente murmurar en el cine: "¡Qué horrible!", sin darse cuenta de que es exactamente lo mismo que pasa en nuestra sociedad.
Mi opinión resumida: me encantó la película. Aún no he leído los libros, planea hacerlo muy pronto. Si la película fue un éxito para mi, creo que los libros serán aún mejores.
Ahora bien, una interpretación desde mi punto de vista.
¿Alguna vez se pusieron a pensar de que "Los juegos del hambre" es en realidad un reflejo de nuestra sociedad? ¿No? Bueno, ahora lo saben o por lo menos tienen noción de ello. ¿A qué me refiero? Simple: tributos escogidos al azar (el caso de Katniss es un caso especial), lanzados a una competencia de vida o muerte -palabras claves: vida y muerte- mientras toda una sociedad retorcida observa, hace apuestas y ríe y disfruta de al vida mientras los tributos matan a sangre fría para sobrevivir. Sólo uno sobrevive, todos los demás deben de ser eliminados. Apuestas, patrocinadores, insultos, rivalidades... Diganme, ¿no les recuerda algo? ¿En verdad que no? Muy bien, vayamos más profundo.
Sorteo: exámenes de admisión, entrevistas a un trabajo.
Tributos: personas escogidas al azar (exceptuando ciertos "distritos" o estratos sociales) que se tienen que aguantar las ganas de llorar, rabiar y perder la esperanza para sobrevivir y salir adelante.
Los juegos del hambre: un torneo sangriento en donde todo son trampas, nadie puede confiar en nadie y uno aprende a matar a sangre fría sin remordimiento ni consideración por el valor de la vida humana (¿a alguien se le viene a la mente un trabajo en donde sea?).
Patrocinadores: personas a las que les importa cómo te veas y qué drama armes en donde estés y, en base a eso, te darán cosas que te ayudarán.
Tributos entrenados: personas de distritos más centrales (¿a alguien se le viene a la mente algunas universidades/empresas?) entrenadas específicamente para los Juegos, cuyo único objetivo es destruirte de manera fría y sin misericordia ni arrepentimiento.
Centro de mando: personas que te quieren hacer la vida imposible, normalmente autoridades
Distritos exteriores: gente alienada, rechazada de la sociedad que se mata trabajando para poder mantener a su familia y salir adelante, inocentes y ajenos a lo que pasa en la capital, pero sufriendo todas las extravaganzas de los ricos.
Capital/Capitolio: capital del país donde vive toda la gente de alta sociedad. Ellos no sufren de los Juegos porque son el único distrito que no está incluido en el Tratado de Traición, ya que los otros doce distritos se rebelaron en contra de éste.
¿Necesito decir algo más? ¿No? Muy bien, creo que he logrado hacer mi punto válido.
Lo más irónico del caso es escuchar a la gente murmurar en el cine: "¡Qué horrible!", sin darse cuenta de que es exactamente lo mismo que pasa en nuestra sociedad.
miércoles, 21 de marzo de 2012
Recuento de Daños/Daño Colateral
Pues bien, han pasado aproximadamente dos meses desde que entré nuevamente a la escuela. Ahora como alumno regular, lo cual me causa una gran alegría. El único problema, sin embargo, es que he terminado siendo daño colateral junto con unos contados amigos y compañeros del grupo en el cual me encuentro inscrito. Se preguntarán cómo ha pasado ésto. Es muy sencillo, en verdad que lo es:
Tráfico de exámenes.
Exactamente como lo leen. En mi grupo se dio un caso de tráfico de exámenes. Los doctores que nos imparten clase saben únicamente de una materia. Yo sé más. Fueron tres exámenes de tres materias diferentes y sé quienes fueron los culpables. Lamentablemente, no me corresponde decirlo. Ahora por eso nos han anulado la calificación de embriología del primer parcial. Mañana tendremos un examen para reemplazar dicha calificación, el cual tendrá un valor del cien porciento de la calificación total. Yo sé que puedo estudiar y sacar un examen bastante bueno, pero ése no es el problema.
El problema que yo me planteo es éste: alumnos de una escuela de medicina, los cuales tendrán en sus manos la vida de personas, traficando exámenes y copiando en medio de un examen que los preparará para atender personas quienes confiarán en ellos de manera ciega. Alumnos de medicina que no logran comprender que ya no están en la preparatoria donde las cosas eran completamente dierentes y podías pasar una materia sin preocuparte a qué pasara después. Alumnos de medicina que, en un futuro, serán médicos no aptos para atender pacientes ya que no sabrán las bases de lo que necesitan para atender a las personas.
Probablemente estoy siendo algo extremista, pero mi concpeción de un médico siempre ha sido la siguiente: una persona culta, con conocimientos de amplias zonas del saber humano, discreto cuando debe serlo, analista y capaz de mantener la calma en momentos de emergencia, una persona con un alto valor intelectual, respetuoso y seguro de sí mismo. Nunca he visto a un médico de otra manera, y aspiro a ser eso. Sin embargo, mi concepción varía completamente con la concepción que probablemente tengan mis compañeros.
Lamentablemente, únicamente somos daño colateral en una ciudad donde los justos pagan por los pecadores.
Tráfico de exámenes.
Exactamente como lo leen. En mi grupo se dio un caso de tráfico de exámenes. Los doctores que nos imparten clase saben únicamente de una materia. Yo sé más. Fueron tres exámenes de tres materias diferentes y sé quienes fueron los culpables. Lamentablemente, no me corresponde decirlo. Ahora por eso nos han anulado la calificación de embriología del primer parcial. Mañana tendremos un examen para reemplazar dicha calificación, el cual tendrá un valor del cien porciento de la calificación total. Yo sé que puedo estudiar y sacar un examen bastante bueno, pero ése no es el problema.
El problema que yo me planteo es éste: alumnos de una escuela de medicina, los cuales tendrán en sus manos la vida de personas, traficando exámenes y copiando en medio de un examen que los preparará para atender personas quienes confiarán en ellos de manera ciega. Alumnos de medicina que no logran comprender que ya no están en la preparatoria donde las cosas eran completamente dierentes y podías pasar una materia sin preocuparte a qué pasara después. Alumnos de medicina que, en un futuro, serán médicos no aptos para atender pacientes ya que no sabrán las bases de lo que necesitan para atender a las personas.
Probablemente estoy siendo algo extremista, pero mi concpeción de un médico siempre ha sido la siguiente: una persona culta, con conocimientos de amplias zonas del saber humano, discreto cuando debe serlo, analista y capaz de mantener la calma en momentos de emergencia, una persona con un alto valor intelectual, respetuoso y seguro de sí mismo. Nunca he visto a un médico de otra manera, y aspiro a ser eso. Sin embargo, mi concepción varía completamente con la concepción que probablemente tengan mis compañeros.
Lamentablemente, únicamente somos daño colateral en una ciudad donde los justos pagan por los pecadores.
viernes, 2 de diciembre de 2011
Scientia et Deus
Hoy y mañana hay exámenes profesionales en mi universidad. Dos días, muchos alumnos, la escuela llena hasta el límite... y la preocupación tangible en todos los rincones de la misma. Ahora, agreguen a eso los exámenes de tercer parcial que están por terminar y tendrán una idea de cómo la escuela está hecha una bomba de emociones que puede explotar en cualquier momento. Así también estoy yo: vuelto completamente una bomba de tiempo. ¿Por qué? Digamos que el hecho de estudiar medicina tiene repercusiones en tu persona. No físicamente (al menos no por el momento, eso vendrá después), sino mentalmente. Ahora les platico el por qué.
Mi escuela, o al menos tres cuartas parte de ella, se proclama atea completamente. Se los resumo con esta frase de mi maestro de anatomía, el doctor Servín: "La presencia de Dios es la ausencia del conocimiento". Tres cuartas partes de mi salón (llegaría a decir que incluso más) está de acuerdo con él. ¿Yo? Ahí reside el problema. ¿En dónde demonios me encuentro? Viniendo de una preparatoria de inspiración cristiana y habiendo tomado clases de formación cristiana, siempre se me dijo que la ciencia y la religión no tienen por qué estar peleadas, que son dos vistas complementarias del mundo en el que vivimos. Llegando a la unviersidad me encuentro que aún está todo estigmatizado, que la religión, en una escuela de medicina, no tiene lugar. Algunos de mis profesores son creyentes confesos (un claro caso: mi maestra de embriología). También algunos alumnos son creyentes. El tema ha surgido muchas veces a conversación entre mis amigos. Muchos son ateos confesos, otros tantos son creyentes. Regreso a mi pregunta: ¿en dónde demonios me encuentro? Lo primero que se me viene a la mente es ésto: me encuentro en crisis religiosa. Si mis padres supieran, probablemente ya no estaría en medicina. Sin embargo, no tienen por qué saberlo. Son cosas mías, no tienen por qué saber lo que ocurre en mi cabeza. A pesar de ello, me siento mal sabiendo que ellos no saben lo que siento.
Supongo que ellos no tienen por qué saberlo. El punto, tal cual, no es ese. Quiero saber en dónde me encuentro yo. ¿Qué es lo que pienso? ¿En qué creo? Muchas veces pienso que aquella relación que me enseñaron en preparatoria, aquella utópica relación que todo científico añora, es solamente eso: una utopía.
Mi escuela, o al menos tres cuartas parte de ella, se proclama atea completamente. Se los resumo con esta frase de mi maestro de anatomía, el doctor Servín: "La presencia de Dios es la ausencia del conocimiento". Tres cuartas partes de mi salón (llegaría a decir que incluso más) está de acuerdo con él. ¿Yo? Ahí reside el problema. ¿En dónde demonios me encuentro? Viniendo de una preparatoria de inspiración cristiana y habiendo tomado clases de formación cristiana, siempre se me dijo que la ciencia y la religión no tienen por qué estar peleadas, que son dos vistas complementarias del mundo en el que vivimos. Llegando a la unviersidad me encuentro que aún está todo estigmatizado, que la religión, en una escuela de medicina, no tiene lugar. Algunos de mis profesores son creyentes confesos (un claro caso: mi maestra de embriología). También algunos alumnos son creyentes. El tema ha surgido muchas veces a conversación entre mis amigos. Muchos son ateos confesos, otros tantos son creyentes. Regreso a mi pregunta: ¿en dónde demonios me encuentro? Lo primero que se me viene a la mente es ésto: me encuentro en crisis religiosa. Si mis padres supieran, probablemente ya no estaría en medicina. Sin embargo, no tienen por qué saberlo. Son cosas mías, no tienen por qué saber lo que ocurre en mi cabeza. A pesar de ello, me siento mal sabiendo que ellos no saben lo que siento.
Supongo que ellos no tienen por qué saberlo. El punto, tal cual, no es ese. Quiero saber en dónde me encuentro yo. ¿Qué es lo que pienso? ¿En qué creo? Muchas veces pienso que aquella relación que me enseñaron en preparatoria, aquella utópica relación que todo científico añora, es solamente eso: una utopía.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Finales, finales y más finales!
Regreso después de una ausencia algo prolongada a mi pequeño santuario.
Estoy a punto de terminar mi primer semestre de carrera... o algo similar. Sea como sea, el semestre está por acabar. ¿Qué he aprendido? Muchas cosas, en verdad muchísimas. Sin embargo, unas son más valiosas que otras. Estoy sentado en la plaza de mi escuela a 1°C, con las manos descubiertas y portando un suéter blanco, la bata, mi gabardina negra y una bufanda. El pasto está congelado. Supongo que tienen alguna idea del frío que hace. Se preguntarán por qué no estoy en un salón de clase. La respuesta es muy sencilla: no estoy haciendo un examen.
No se preocupen, no me sacaron del examen. No soy un alumno que estaría aquí si le hubieran retirado el examen. Las cosas son un poco más sencillas pero algo más difíciles de creer: la doctora que nos imparte embriología decidió exentarme del examen del tercer parcial. ¿Sorprendidos? No creo que estén más sorprendidos que un servidor. Literalmente me temblaban las manos cuando la maestra me dio la noticia y me dijo que podía retirarme del salón. Torpemente lo hice, y aquí me encuentro, sentado, en medio del frío, con el celular a punto de congelarse y mis dedos igual. Es tan... extraño.
Es semana de exámenes de tercer parcial, y la semana siguiente comienzan los examenes finales (extraordinarios, para mi escuela). No presentaré alguno de ellos por razones que... pues, simplemente no funcionaron como pensé que lo harían. Por eso estoy como estoy: confundido, feliz, y sumamente satisfecho. Es impresionante que los mismos doctores que te imparten clase se den cuenta de lo que eres y que te lo hagan saber sin siquiera tú saberlo. Te hace sentir bien y, en mi caso, me doy cuenta de que muchas cosas se ganan con esfuerzo y trabajo, sin alardeos y sin presunciones. Supongo que así será mi carrera: trabajo arduo, largas horas sin dormir, temas incomprensibles al principio y, después de todo ello, una recompensa del tamaño del mundo, de tu mundo. Saben, siempre se dice que el mundo es tan grande como tú quieras. Si posees una visión pequeña del mundo, tu mundo será completamente limitado y estrecho. Si eres de aquellas personas que se dedica a soñar, a buscar siempre el horizonte y aspiras a algo más que un pequeño mundo, te darás cuenta de que es cierto: el mundo es tan grande como tú lo desees. Un gran amigo mío comentó una vez que estaba listo para comerse al mundo. Yo le respondí que debía comerse al mundo antes de que éste se lo comiera a él. Francamente, las cosas son así: tienes que estar preparado para lo que la vida te lance, porque puede ser que te lance una curva y tú no estés listo para atraparlo. Cuando estudiaba en la secundaria, yo pensaba que el mundo era perfecto. Vivía en mi pequeña burbuja color rosa. Cuando ingresé a la preparatoria, las cosas cambiaron. Me dí cuenta de que el mundo no era como yo creía, que mucha gente sufría y moría diariamente sin que los demás supieran. Momentos así marcan tu vida. Cuando tienes una revelación, lo mejor que puedes hacer es seguir tus instintos. Aquel momento marcó mi vida eternamente, y lo primero que hice fue seguir mis instintos. ¿A dónde me llevaron? A donde estoy ahora: estudiante de medicina de primer semestre, sentado en medio del frío escribiendo una entrada a su blog porque quiere compartir lo que siente, lo que piensa y lo que ha vivido.
Disfruten su día y recuerden que ustedes son los autores de su propia historia, no alguien más.
Estoy a punto de terminar mi primer semestre de carrera... o algo similar. Sea como sea, el semestre está por acabar. ¿Qué he aprendido? Muchas cosas, en verdad muchísimas. Sin embargo, unas son más valiosas que otras. Estoy sentado en la plaza de mi escuela a 1°C, con las manos descubiertas y portando un suéter blanco, la bata, mi gabardina negra y una bufanda. El pasto está congelado. Supongo que tienen alguna idea del frío que hace. Se preguntarán por qué no estoy en un salón de clase. La respuesta es muy sencilla: no estoy haciendo un examen.
No se preocupen, no me sacaron del examen. No soy un alumno que estaría aquí si le hubieran retirado el examen. Las cosas son un poco más sencillas pero algo más difíciles de creer: la doctora que nos imparte embriología decidió exentarme del examen del tercer parcial. ¿Sorprendidos? No creo que estén más sorprendidos que un servidor. Literalmente me temblaban las manos cuando la maestra me dio la noticia y me dijo que podía retirarme del salón. Torpemente lo hice, y aquí me encuentro, sentado, en medio del frío, con el celular a punto de congelarse y mis dedos igual. Es tan... extraño.
Es semana de exámenes de tercer parcial, y la semana siguiente comienzan los examenes finales (extraordinarios, para mi escuela). No presentaré alguno de ellos por razones que... pues, simplemente no funcionaron como pensé que lo harían. Por eso estoy como estoy: confundido, feliz, y sumamente satisfecho. Es impresionante que los mismos doctores que te imparten clase se den cuenta de lo que eres y que te lo hagan saber sin siquiera tú saberlo. Te hace sentir bien y, en mi caso, me doy cuenta de que muchas cosas se ganan con esfuerzo y trabajo, sin alardeos y sin presunciones. Supongo que así será mi carrera: trabajo arduo, largas horas sin dormir, temas incomprensibles al principio y, después de todo ello, una recompensa del tamaño del mundo, de tu mundo. Saben, siempre se dice que el mundo es tan grande como tú quieras. Si posees una visión pequeña del mundo, tu mundo será completamente limitado y estrecho. Si eres de aquellas personas que se dedica a soñar, a buscar siempre el horizonte y aspiras a algo más que un pequeño mundo, te darás cuenta de que es cierto: el mundo es tan grande como tú lo desees. Un gran amigo mío comentó una vez que estaba listo para comerse al mundo. Yo le respondí que debía comerse al mundo antes de que éste se lo comiera a él. Francamente, las cosas son así: tienes que estar preparado para lo que la vida te lance, porque puede ser que te lance una curva y tú no estés listo para atraparlo. Cuando estudiaba en la secundaria, yo pensaba que el mundo era perfecto. Vivía en mi pequeña burbuja color rosa. Cuando ingresé a la preparatoria, las cosas cambiaron. Me dí cuenta de que el mundo no era como yo creía, que mucha gente sufría y moría diariamente sin que los demás supieran. Momentos así marcan tu vida. Cuando tienes una revelación, lo mejor que puedes hacer es seguir tus instintos. Aquel momento marcó mi vida eternamente, y lo primero que hice fue seguir mis instintos. ¿A dónde me llevaron? A donde estoy ahora: estudiante de medicina de primer semestre, sentado en medio del frío escribiendo una entrada a su blog porque quiere compartir lo que siente, lo que piensa y lo que ha vivido.
Disfruten su día y recuerden que ustedes son los autores de su propia historia, no alguien más.
domingo, 16 de octubre de 2011
Confesiones de un médicoblasto
Médicoblasto: un médico en formación, estudiante de medicina (créditos a Luis Lavigne).
Pues bien, han pasado ocho meses desde mi última entrada en el blog. Antes que nada, he de advertir que mi vida como la había conocido hace meses ha cambiado completamente. ¿Por qué? Sencillo:
He entrado a la universidad... O algo similar a ello.
Pues verán, después de haber fallado épicamente el examen de admisión a la UNAM en la primera vuelta, comencé a considerar el IPN como una opción verdadera y firme para estudiar medicina. Tomé un curso de preparación y, por un sueño que tuve, decidí hacer la segunda vuelta para la UNAM, aplicando ahora para la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. Hice ambos exámenes (con una semana de separación entre ellos plagada de exámenes de tercer parcial en mi preparatoria) y, por razones que aún no logro comprender, fui admitido en ambas universidades. Decidí ingresar al IPN, a la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía, en la carrera de Médico Cirujano y Homeópata. Ahora sí, me siento importante.
Sin embargo, hay algo curioso dentro de toda esta historia.
Me siento como pez en el agua. Es algo bastante divertido. Me encuentro relajado, animado, feliz, pleno... Agreguen todos los sinónimos de esas palabras, comprímanlas en tamaño infinitesimal e insértenlas en su cuerpo con un detonador, hagan que explote y sabrán cómo me siento. He aprendido tantas cosas y visto tantas más que simplemente no comprendo cómo es que mi mente no explota. En lugar de eso, se vuelve esponja. Quiero saber más, quiero ver más, quiero hacer más... ¡Me quiero comer mi carrera! ¡Es simplemente impresionante! Mi madre dice que me encanta. Padre no quiere que le cuente lo que estudio, pero bueno... Mi hermana a veces me pregunta, sobre todo de Embriología. Con mamá es con quien más hablo y comento las cosas. Incluso me hace preguntas interesantes. Anatomía, embriología, bioquímica médica, histología... Materias básicas y maravillosas.
Ahora, hace unos días, un amigo publicó un enlace a otro blog, http://diariodeunmedicoblasto.blogspot.com, en el cual me reconocí en la manera de escritura. Resulta, por asares del destino, que el autor también estudia en mi escuela. ¿Casualidad? No lo creo.
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